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J. J. Abrams ignoró las sugerencias que había hecho George Lucas para Star Wars: el despertar de la fuerza porque al parecer, el creador de La guerra de las galaxias quería centrar la tercera trilogía en los personajes más jóvenes. Esta tendencia asustó a Disney, que temía reproducir los fallos de La amenaza fantasma.

Ha sido el propio director quien ha confesado esta decisión a Vanity Fair, que le dedica su portada a la película con fotografías tomadas por Annie Leibovitz. Lucas quería que los protagonistas de la séptima entrega y las dos sucesivas fuesen adolescentes.

Con la intención de alejarse de la mala recepción que obtuvo Jake Lloyd en el Episodio I, y acercarse más a las edades del elenco original, donde Carrie Fisher contaba 21 años, Mark Hamill tenía 26 y Harrison Ford ya había cumplido los 35, Abrams centró el argumento en personajes jóvenes, pero ya adultos. Rey y Finn, que están interpretados por Daisy Ridley y John Boyega, respectivamente, tienen 23 años cada uno.

La presidenta de LucasFilm, que ejerce de productora de la película, Kathleen Kennedy, declaró “Hemos tomado algunas decisiones que dejaban cosas fuera… exactamente como se hace en cualquier proceso de desarrollo”.

Como sabemos, los protagonistas de la trilogía original han regresado en esta película, creando emoción a todos los seguidores que ya los habían visto en aquella época con la frase que cierra el último tráiler lanzado: “Chewie, estamos en casa”, pronunciada por Han Solo. Con esto, la edad media del reparto se elevará considerablemente y el riesgo de hacer una película adolescente quedará por completo esquivado.

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